No nos hemos dado cuenta que estamos viviendo lo que millones de indocumentados en EE.UU han enfrentado a lo largo de su vida que es algo así como vivir bajo la sombra ininterrumpidamente. No ha sido nada fácil para cerca de 12 millones de indocumentados, de los cuales la mayoría son mexicanos, vivir en cuarentena permanente.
Hoy vivimos el miedo de ser contagiados por el COVID-19 porque podemos morir, pues así los indocumentados viven con miedo todos los días de ser deportados a su país de origen, que es casi también morir en vida, pues no encontrarán las mismas oportunidades allá que en este país, aún a pesar de su condición legal.
El aislamiento que hoy desafiamos, lo viven en carne propia los que no tienen la posibilidad de tener un numero social para trabajar. Básicamente lo que hoy estamos aprendiendo es como vivir perdiendo nuestra libertad. Ajustarnos a esta realidad, nos esta costando tiempo porque siempre hemos tenido la certeza de ser libres. No es el caso de los indocumentados que pierden su libertad automáticamente y especialmente cuando hay amenazas de redadas y viven con el miedo de abrir la puerta.
Ho en día, nosotros tampoco queremos ni asomar las narices y menos abrir la puerta porque nos podemos contagiar. Nos han hecho creer que esto será temporal y vivimos enclaustrados esperando que así sea y que regresemos a nuestra vida cotidiana lo más pronto posible, recuperando nuestra libertad.
Los indocumentados saben que su situación no es temporal y a pesar de eso, no entran en pánico como nosotros. Aprendamos entonces de ellos y seamos más pacientes a la hora de responder a estos momentos de incertidumbre. Y si logramos salir de esta, que espero que así sea, seamos más respetuosos de la cuarentena permanente a la que están sometidos diariamente todos estos seres humanos que también merecen ser libres.